sábado, 20 de noviembre de 2010

Algunas reflexiones...

Podremos entender que la institucionalización  de la antropología en México comienza con los estudios que se iban adecuando  al concepto de integración de la nación mexicana. Un ejemplo, sería el estudio no sólo cualitativo sino cuantitativo de Manuel Gamio, la idea de contar las comunidades, su tipo, la cantidad de habitantes, etc.  generó la conformación de los censos de población; otro ejemplo, es el trabajo de campo en las zonas rurales, asimilando a los procesos de evangelización. Éste sin duda, fue un paso para el  entrenamiento educativo con corte nacionalista: las “escuelas rurales”, en las cuales la patria, los símbolos patrios, como la bandera y el himno intentaban reestructurar a la nación mexicana. Sáenz, haciendo un análisis de esto,   explica el trasfondo de la cultura indígena e interpreta su integración  a la educación. En esta institucionalización educativa de las escuelas rurales, hijas de la revolución, se desmitificaba  el papel de la dictadura de Díaz y la occidentalización; también entraban en el juego político del nacionalismo y  del auge de la presencia socialista mundial.


Retomando  a Manuel Gamio su aportación fue básica y determinante para la Institucionalización de la Antropología Indígena cuando mencionó que se necesitaba “La fusión de las razas”. La lucha por la Homogenización ha llevado a estándares muy altos a la violencia entre gobierno y sociedad. México desde su colonización ha tratado año tras año por occidentalizarse, y en su intento ha visto a las diferencias como obstáculos y los ha tratado como tal, exterminándolos y suprimiéndolos. Para lograr la integración de la que Gamio hablaba es necesario primero que nada el reconocimiento de la otredad, después comprender el funcionamiento de las comunidades y después fomentar la interacción, el intercambio de tradiciones e ideologías, sin menospreciar ninguna de ellas. La Institucionalización de la Antropología pretende unificar a las culturas sin tener que eliminar aspectos que no sean semejantes entre ellas, poder garantizar los mismos privilegios a todas y cada una de ellas. En la actualidad presumimos de “Educación progresista”, pero ¿Qué tanto hay de esto?, si personas letradas siguen siendo participes de la discriminación a los pueblos Indígenas.  No necesitamos nuevos símbolos patrios, necesitamos organización, organización entre la sociedad civil para después poder exigir políticas adecuadas para cada uno de los integrantes de esta gran Nación.